Buenos Aires, 17 de mayo, 2021
En una lejana era pre pandémica, en 2018, el mundo entero prácticamente "se detuvo" al darse cuenta del valor y el potencial de los datos y al comprender la urgencia de protegerlos.
En aquel entonces, la consultora Cambridge Analytica acaparó la atención mundial al conseguir convencer a cientos de miles de personas conectadas a Internet para que cedieran datos de sus perfiles y de toda su red de amigos a través de un test de personalidad.
Desde entonces, mucho se ha avanzado para proteger datos personales, mediante desarrollos tecnológicos y políticas implementadas por diferentes países, pero dichos avances todavía requieren de muchos procesos e iteraciones para terminar de consolidarse.
No obstante, en 2020, con la llegada de la pandemia, nuestro día a día cambió por completo.
Esto se puede observar principalmente en la manera que interactuamos con otras personas, reemplazando encuentros presenciales por virtuales en diferentes ámbitos, tanto sociales como laborales.
Ante este nuevo e inédito contexto para nuestras vidas, la privacidad ha entrado en nuestros hogares de una manera completamente diferente a la que muchos podrían haber imaginado y se ha reforzado la necesidad de proteger nuestros datos.
Cada vez son más las personas que exigen a las empresas que mejoren sus estándares de seguridad y optan por utilizar las soluciones que más confianza le otorgan.
En este línea, en Latinoamérica se están desarrollando proyectos que apuntan a la protección de datos.
El caso de mayor relevancia por estos tiempos ocurre en Brasil y se trata de Pix, un sistema de pagos instantáneos que lanzó el Banco Central de Brasil con el objetivo de, no solo acelerar procesos transaccionales, sino también preservar todo tipo de datos entre los participantes.
Para dicho país era necesario contar con una plataforma que le permitiera abaratar costos en las operaciones y mejorar de esta manera la competencia en un sector que actualmente se encuentra muy concentrado y resguardar la seguridad de sus clientes.
Para poder lograr esto, el Banco Central de Brasil necesitaba utilizar tecnología escalable, resistente y contar con un programa de seguridad integrado que le permitiera adaptarse con mayor velocidad y eficiencia.
Por esto, decidieron utilizar tecnología Open Source de Red Hat que aporta múltiples beneficios de seguridad debido al perfeccionamiento permanentemente de la mano de la comunidad, previniendo debilidades que puedan derivar en ataques informáticos.
En la actualidad, está probado que las empresas que triunfan en su estrategia son las que conciben a la seguridad como un aspecto incorporado, y no como un simple complemento.
Y este caso, es un ejemplo concreto de lo que buscan las empresas para solidificar la seguridad y la protección de datos.
De hecho, Pix se posicionó como la plataforma más utilizada de Brasil para realizar transacciones y en 2021 ocho de cada diez operaciones financieras se realizaron a través de esta plataforma.
Al respecto, Jorge Payró, Country Manager de Red Hat Argentina, sostiene que “La seguridad y la resistencia son factores clave para las normas de protección de datos y la supervivencia de las organizaciones.
Una empresa que intenta competir en un mundo de continua transformación digital debe comprender cómo adoptar las mejores soluciones de seguridad, que hoy comienzan en la etapa del diseño.
A eso se refiere la idea de trasladar la seguridad a las primeras fases del proceso de desarrollo y que forme parte de la infraestructura y del ciclo de vida del producto lo antes posible. De esta manera, se puede obtener una seguridad que permita anticiparse a los problemas y reaccionar ante ellos“.
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La tecnología es un factor fundamental para cambiar el comportamiento de las personas y la consiguiente evolución de la sociedad.
En línea con esta tendencia, el caso de Pix en Brasil es una muestra que la banca abierta es una pieza clave para la transformación digital del sistema financiero.
No solo porque avanza tecnológicamente para darle más soluciones a todos sus integrantes sino porque también ajusta aspectos cruciales como es el de la privacidad y la protección de datos personales, un desafío que no está del todo resuelto pero que, evidentemente, da muestras de mejoras ,y para ello, el código abierto ha demostrado ser un aliado clave.
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